martes, 23 de enero de 2018

EL FUTURO DE LA TIERRA NO CAE DEL CIELO, Por Leonardo Boff

Lo que voy a escribir aquí será de difícil aceptación por la mayoría de los lectores y lectoras. Aunque lo que diga esté fundamentado en las mejores cabezas científicas, que hace casi un siglo, vienen pensando el universo, la situación del planeta Tierra y su eventual colapso, o un salto cuántico a otro nivel de realización, no ha penetrado, sin embargo, en la conciencia colectiva ni en los grandes centros académicos. Continúa en vigor el viejo paradigma, surgido en el siglo XVI con Newton, Francis Bacon y Kepler, un paradigma atomístico, mecanicista y determinista, como si no hubiera existido un Einstein, un Hubble, un Planck, un Heisenberg, un Reeves, un Hawking, un Prigogine, un Wilson, un Swimme, un Lovelock, un Capra y tantos otros que nos elaboraron la nueva visión del Universo y de la Tierra.

Para empezar, cito las palabras del premio Nobel de biología (1974) Christian de Duve que escribió uno de los mejores libros sobre la historia de la vida: Polvo vital: la vida como imperativo cósmico (editorial Norma, 1999). «La evolución biológica marcha a ritmo acelerado hacia una grave inestabilidad. Nuestro tiempo recuerda una de aquellas importantes rupturas en la evolución, señaladas por grandes extinciones masivas» (p. 355). Esta vez no procede de algún meteoro rasante, como en eras pasadas, que casi eliminó toda la vida, sino del propio ser humano, que puede ser no sólo suicida y homicida, sino también ecocida, biocida e incluso geocida. Puede poner fin a la vida en nuestro planeta, quedando sólo los microorganismos del suelo, bacterias, hongos y virus, que se cuentan por cuatrilones de cuatrilones.

En razón de esta amenaza montada por la máquina de muerte fabricada por la irracionalidad de la modernidad, se introdujo el concepto «antropoceno», para denominar como una nueva era geológica la actual, en la que la gran amenaza de devastación se proviene del ser humano mismo (anthropos ). Ha intervenido y continúa interviniendo de forma tan profunda en los ritmos de la naturaleza y de la Tierra, que está afectando las bases mismas ecológicas que lo sostienen.

Según los biólogos Wilson y Ehrlich desaparecen entre 70 a 100 mil especies de seres vivos por año debido a la relación hostil que el ser humano mantiene con la naturaleza. La consecuencia es clara: la Tierra perdió su equilibrio y los acontecimientos extremos lo muestran irrefutablemente. Sólo ignorantes como Donald Trump niegan las evidencias empíricas.

En cambio, el conocido cosmólogo Brian Swimme, que en California coordina una decena de científicos que estudian la historia del Universo, se esfuerzan por presentar una salida salvadora. Digamos de paso que B. Swimme, cosmólogo, y el antropólogo de las culturas Thomas Berry, publicaron, con los datos más seguros de la ciencia, una historia del universo, desde el big-bang hasta la actualidad (The Universe Story, San Francisco, Harper 1992), conocido como el más brillante trabajo hasta hoy realizado. (La traducción al portugués se hizo, pero fue más fuerte la tontería de los editores brasileños, y hasta hoy no fue editado. Al español se desestimó su traducción, porque el libro dedica demasiadas páginas a la situación concreta de Estados Unidos). Los autores crearon el concepto «la era ecozoica», o «el ecoceno», una cuarta era biológica que sucedería al paleozoico, al mesozoico y a nuestro neozoico.

La era ecozoica parte de una visión del universo, como cosmogénesis. Su característica no es la permanencia, sino la evolución, la expansión y la auto-creación de «emergencias» cada vez más complejas, que permiten el surgimiento de nuevas galaxias, estrellas y formas de vida en la Tierra, hasta nuestra vida consciente y espiritual.

No temen la palabra «espiritual» porque entienden que el espíritu es parte del Universo mismo, siempre presente, pero que en una etapa avanzada de la evolución se ha vuelto en nosotros autoconsciente, percibiéndonos como parte del Todo.

Esta era ecozoica representa una restauración del planeta mediante una relación de cuidado, respeto y reverencia frente a ese don maravilloso de la Tierra viva. La economía no debe buscar la acumulación, sino lo suficiente para todos, de modo que la Tierra pueda rehacer sus nutrientes. El futuro de la Tierra no cae del cielo, sino de las decisiones que tomemos para estar en consonancia con los ritmos de la naturaleza y del Universo. Cito a Swimme:

El futuro se va a decidir entre quienes están comprometidos con el tecnozoico –un futuro de exploración creciente de la Tierra como recurso, todo para el beneficio de los humanos–, y quienes se comprometen con el ecozoico, un nuevo modo de relación para con la Tierra en que el bienestar de la Tierra y toda la comunidad de vida terrestre es el principal interés (p. 502).

Si no vence el ecozoico, probablemente conoceremos una catástrofe, esta vez producida por la propia Tierra, para librarse de una de sus criaturas, que ocupó todos los espacios de forma violenta y amenazadora de las demás especies, especies que, por tener el mismo origen y el mismo código genético, son sus hermanos y hermanas, no reconocidos sino maltratados y hasta asesinados.

Tenemos que merecer subsistir en ese planeta. Pero eso depende de una relación amistosa hacia la naturaleza y la vida, y una profunda transformación en las formas de vivir. Swimme añade: «No podremos vivir sin esa intuición (insight ) especial que las mujeres tienen en todas las fases de la existencia humana» (p. 501).

Ésta es la encrucijada de nuestro tiempo: o cambiar o desaparecer. Pero, ¿quién se lo cree? Nosotros seguiremos gritando.







sábado, 13 de enero de 2018

EL DISCURSO POLÍTICO DE CAMBIEMOS; ENTRE EUFEMISMOS Y GLOBOS (1), Por Susana Velleggia("), para Vagos y Derecho

"En el discurso de Cambiemos -dice, Velleggia- la metáfora alude a la utopía de un nuevo orden en el que la desresponsabilización social, moral y política por el destino colectivo sería una suerte de “tierra prometida” de la felicidad. Esta utopía es congruente con el mito del self made men  popularizado por el cine hollywoodense y aludido por el discurso meritocrático y “emprendedurista” -interesadamente naif- de los dirigentes neoliberales. Cada uno es dueño de su destino y si nos juntamos como individuos despolitizados, desideologizados y desconcientizados podremos festejar y ser felices al estilo de los ricos y famosos ilustrados por la revista “Hola” que suele hojearse en las peluquerías para señoras". 



Como es sabido el lenguaje no sólo es un instrumento de comunicación y expresión, sino también de control social.  Puesto que las palabras se manifiestan en discursos, ellas no son simples designaciones neutras de la realidad sino representaciones que la construyen.

El conjunto de discursos y modalidades de producción de sentido acerca de la realidad existentes en una sociedad, al que llamamos discursividad social, da cuenta de las relaciones de poder en un tiempo y espacio determinados, cuyo despliegue constituye un campo de batalla inmaterial hoy clave: el de la lucha por la imposición del sentido. En estas batallas por la hegemonía, en las que siempre está presente la ideología, se construyen las identidades e imaginarios colectivos. Concurren a ella los discursos de diversos lenguajes y medios de comunicación, entre los cuales tienen particular relevancia el discurso explícitamente político y los medios audiovisuales. Varios autores destacan desde hace años el maridaje entre ambos, remitiendo al añejo concepto de AIE (Aparatos Ideológicos del Estado), de Louis Althousser. Esta tesis fue problematizada por Pierre Bourdieu al señalar que este sería un estado “patológico” (o si se quiere excepcional) de la discursividad social y los medios de comunicación social. Pero, tal “estado patológico” –en palabras de Bourdieu- se ha naturalizado en la Argentina actual con el matrimonio perfecto, aunque nada romántico, entre medios de comunicación social hiper concentrados y discurso político neoliberal.

Patologías discursivas y violencia simbólica


Entre las características del discurso político de Cambiemos, cabe señalar dos fundamentales: el profuso empleo del eufemismo y la metáfora, para construir un repertorio de sub códigos identitarios de la fuerza política, que desplazan los significados originales de las palabras sustituyéndolos por otros, en general, opuestos a aquellos y la violencia simbólica dirigida a inculcar odio y desplazar las culpas de todos los problemas existentes hacia el “mundo K”, indisolublemente ligado al vocablo “corrupción”.  El slogan “se robaron todo” naturalizado como sentido común (sin explicar qué se robaron, quienes, dónde, cómo, cuándo, a quienes) cumple la función de un mito aglutinante.[1] Los mitos aglutinantes, entre ellos el del Enemigo Interno Identificado (EII), constituyen recursos semántico-políticos utilizados por algunas democracias débiles, aunque están vinculados a las funciones bélicas que históricamente vienen cumpliendo. Estas construcciones simbólicas basadas en el estereotipo y el prejuicio han servido, tanto a Hitler al adjudicar los males de Alemania a los judíos, a fin de justificar el inicio de la Segunda Guerra Mundial -cuyos motivos reales era bien otros- como a los Estados Unidos. En este caso los EII se renuevan periódicamente, para unir a la población en las guerras emprendidas por motivos muy distintos de los usualmente proclamados desde el poder -”salvar a la democracia” de los regímenes totalitarios, comunistas, amarillos, terroristas, tiranos con armas de destrucción masiva, etc.- que pueden actuar tanto fuera como dentro del país. Esta construcción simbólica ha dado sustento a la Doctrina de la Seguridad Nacional, bajo cuya invocación se perpetró la secuela de golpes de Estado que, en los 70s, derribó a los gobiernos democráticos progresistas de América Latina para instalar a las mas cruentas dictaduras de su historia.  

En ocasiones la violencia simbólica se torna denotada y de gran agresividad, pero aunque no se manifieste de manera explícita, “trabaja” a nivel connotado de manera continua, persistente y redundante. Estos son tres requisitos pedagógicos provenientes de las teorías conductistas de la educación. El propósito perseguido por estos métodos es performativo. Los individuos deben incorporar como elecciones propias ciertos valores, ideas y cosmovisiones que son prescripciones del enunciador del discurso para orientar las conductas individuales y sociales de manera funcional a sus objetivos e intereses. 
  
Según la Real Academia Española, eufemismo significa “Modo de expresar con decoro ideas cuya franca expresión sería malsonante”. El revestimiento semántico “decoroso” de ciertas ideas consiste en la naturalización de un contrabando ideológico que disloca las funciones del lenguaje mediante la sinécdoque para ocultar algo innombrable debido a sus efectos políticos negativos y revertir el sentido de manera favorable al emisor.

Algunos ejemplos. La devaluación practicada al asumir Cambiemos el gobierno en diciembre de 2015 -que llevó el precio del dólar de $ 10,70 a $ 15 y la consiguiente inflación de 40% en 2016-  fueron denominadas “sinceramiento” y el control de cambio del gobierno anterior se estigmatizó con el término”cepo cambiario”. El valor positivo sinceridad, no sólo sirvió a enmascarar una decisión política de efectos negativos para la mayor parte de la sociedad, además de resonancias históricas ominosas (“idea malsonante”), sino que al mismo tiempo invistió a los enunciadores del discurso de dicha cualidad, considerada por el sentido común un “bien escaso” en la política.  Abundan los ejemplos similares; “reparación histórica” se llamó al operativo para compensar a los jubilados y pensionados que habían iniciado juicios al Estado, a cambio de que desistieran de los mismos y que resultó en un fiasco, pero sirvió a enmascarar un “blanqueo de capitales” fugados ilegalmente del país, en el cual se incluyeron por decreto del PEN, a los familiares de connotados funcionarios, en primer lugar del Presidente de la Nación, pese a que la ley sancionada en el Congreso de la Nación lo prohibía de manera expresa. 

La “reforma previsional”, que reemplazó la fórmula de actualización semestral de las jubilaciones, pensiones y AUH, la cual había posibilitado que las mismas superaran la pérdida del poder adquisitivo experimentado durante años por sus beneficiarios triplicando el número de los mismos, fue presentada por el discurso oficial como mejor que la anterior porque los ajustes serían trimestrales de acuerdo al índice (oficial) de inflación. Pero en la realidad el nuevo índice representa la pérdida de un monto equivalente a un salario anual por parte de los jubilados y pensionados y a un monto de alrededor de $150 mensuales menos del salario familiar por hijo y de quienes reciben la AUH (niños y niñas de los sectores pobres que constituyen el 50% de la población infantil). Esto posibilitó al Gobierno Nacional apropiarse de $ 100.000 millones de los fondos de la ANSES para transferirlos al sector financiero y al Fondo de Reparación Histórica de la Provincia de Buenos Aires, con miras a las elecciones de 2019. 
  
La “reforma laboral”, proyecto de ley semantizado por el discurso del poder como iniciativa para “impulsar la creación de empleo en blanco, disminuir los costos laborales de las empresas y dar mayor competitividad a la economía”, consiste en el mayor intento de precarización del trabajo y eliminación de derechos laborales de la historia argentina, violatorio, además, de la Constitución Nacional y de varias convenciones internacionales.  La “reforma fiscal”, permitirá reducir impuestos a los grandes empresarios y abriría paso a un nuevo –e incierto- sistema de co-participación federal. Enmascarada con el eufemismo “pacto fiscal”, en realidad apunta a “bajar el gasto público” y disminuir impuestos internos (en las provincias) bajo el supuesto de “activar las economías regionales”, a cambio de que los gobernadores pactantes desistan de los juicios contra el Gobierno Nacional por el pago de deudas pendientes.

Esta tríada de decisiones políticas regresivas –prescritas por el FMI- son acopladas discursivamente con el eufemismo de “Reforma Permanente”, de resonancias revolucionarias marxistas y trotskistas, configurando un caso insólito de sinécdoque. “La Revolución Permanente” (1929), de León Trotsky, plantea la teoría que el intelectual y dirigente de la Revolución Bolchevique introdujo en el debate de la época para extender la revolución al mundo. 
   
La “herencia recibida” precipita lluvias 


Metáfora, por su parte, es definida por la Real Academia de la Lengua como “Tropo que consiste en trasladar el sentido recto de las voces en otro figurado, en virtud de una comparación tácita”. De manera semejante a la alegoría (“unas palabras se toman en sentido recto y otras en sentido figurado”) la metáfora y el eufemismo implican la sustitución de unas palabras por otras como dispositivo semántico de desplazamiento de sentido, a fin de investir de ciertos atributos imaginarios al objeto aludido.

Lluvia de inversiones”, fue la metáfora empleada para legitimar medidas de ajuste y aumentos de tarifas de los servicios públicos y combustibles, planteadas como requisitos para atraer a los inversionistas extranjeros. Este tipo de “lluvia”, vinculada a la “teoría del derrame” de raigambre conservadora neoliberal –nunca comprobada empíricamente- es usada, tanto para instrumentar despidos masivos de trabajadores públicos (“modernización del Estado”) a los cuales se suman despidos masivos del sector privado industrial y de los servicios, a fin de generar el, denominado por Carlos Marx, “ejército laboral de reserva”. Se procura así provocar un índice de desocupación superior al promedio para reducir los salarios y precarizar las condiciones de trabajo, en función de incrementar las ganancias de las empresas. Estos supuestos se fundan en otro cuyo carácter contradictorio es evidente: estas medidas regresivas incrementarían las inversiones y… la contratación de personal. Todas estas medidas profundamente anti-populares y de expropiación de derechos son justificadas como “necesarias” con el eufemismo de la “herencia recibida”, hecho que desmienten las estadísticas de fuentes insospechadas. Los indicadores positivos vigentes hasta el 10 de diciembre se transformaron en negativos a partir de esta fecha y la inflación, que entonces era del 24%, llegó a trepar al 41% en 2017 (dos años después) también debido a dicha “herencia”.

El contrasentido lógico y los efectos negativos de estas proposiciones no resisten el menor análisis, motivo por el cual los programas periodísticos de actualidad de los medios de comunicación social, de los cuales el Gobierno ha “extirpado” las voces opositoras o directamente no acordes a las políticas oficiales, los eluden o tergiversan, replicando de manera permanente las consignas “se robaron todo”, “herencia recibida”, “corrupción K”. Como se sabe la replicación de consignas es una práctica usual de la propaganda política dirigida a producir sensación de unanimidad.

Al modo de la práctica inquisitorial de “extirpación de las idolatrías”, los medios de comunicación social han asumido una función propagandizadora de las políticas oficiales que, a la par, sataniza y descalifica a todas las que se opongan o sean diferentes, en particular a la “herencia recibida” (de los dos gobiernos anteriores designados “K”), fantasma al que se culpabiliza de todas las desgracias actuales. Esta es, precisamente, la función de AIE conceptualizada por Althousser, que –pese a las críticas de Bourdieu- parece funcionar, dado que el discurso del poder hegemónico ha logrado naturalizar en la sociedad políticas que perjudican los intereses de la mayor parte de ella, marketing carnavalesco mediante.

La “revolución de la alegría” contra el “populismo”


El eufemismo y la metáfora se consideran subcódigos de un código general que, con frecuencia, cumplen la función poética del lenguaje y producen asociaciones del objeto aludido con otros objetos para develar u ocultar su esencia. “Son derivaciones permisibles de las formas nucleares inscrustadas en la norma explícita” (Jakobson; 1984).  Por ejemplo: -“Pedro es un viejo zorro”, que da lugar a la réplica: -“No es cierto, Pedro no es un zorro sino un cerdo, el que es zorro es Juan”. (op.cit; 93). En todos los casos, esta función introduce una connotación valorativa (dimensión ideológica del lenguaje), positiva o negativa, enmascaradora del objeto real que, asimismo, suele operar la transmutación de léxicos de un campo a otro. Operación que, en las ciencias sociales, se considera inválida o a-científica.

Una transmutación léxica frecuente del discurso de las derechas conservadoras es el contrabando efectuado desde el campo de la biología al de las ciencias sociales, que abre paso a interpretaciones discriminatorias y xenófobas de ciertos fenómenos socio-históricos. “Aluvión zoológico” bautizó el Diputado Nacional Ernesto Sanmartino, de la UCR, a las masas de trabajadores beneficiarios de derechos sociales inéditos merced a las políticas redistributivas del Peronismo. La apropiación del espacio público en los actos multitudinarios en los que aquellos se comunicaban de manera directa con su líder funcionaba como símbolo del empoderamiento de quienes la oligarquía consideraba como vasallos sub humanos (pertenecientes a la zoología). “Grasas” y “cabecitas negras” eran otros eufemismos con los que se descalificaba a las masas trabajadoras, en general mestizas, llegadas del interior para incorporarse a la incipiente industrialización del país.  

En aquél sector social y sus intelectuales orgánicos -cuyo marco de referencia estaba dado por el genocidio “modernizador” de la eufemísticamente denominada “Campaña del Desierto”-  el cambio material y simbólico en las relaciones de poder social, provocaría tanto odio y miedo hacia el peronismo que, desde entonces, fue identificado como el EII al que, por tanto, había que destruir. A su vez, desde el otro lado de la línea divisoria, se significó a quienes sostenían tales posiciones políticas anti-populares con el eufemismo de “gorilas”, descalificando sus postulados con el adjetivo “gorilismo”, vigente hasta hoy en el habla popular.

Además de las conocidas -y ya perimidas- teorías instintivistas y freudianas sobre la sociedad de masas y su cultura que, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, se elucubraron desde las concepciones conservadoras -que tipifican a las “masas” como amenaza o conglomerados irracionales de individuos despojados de una subjetividad humanizadora y cegados por un líder carismático en el cual se proyectan-  la recurrencia al léxico biologicista recoge aportes del positivismo, con fuerte arraigo en los sectores intelectuales afines a la oligarquía y en la cultura de nuestro país, en general. Del positivismo argentino derivan tanto la instrucción pública laica y gratuita sarmientina como la criminalística lombrosiana. En ambos casos el hilo conductor es la antinomia “civilización”/”barbarie”, magistralmente representada por el “Facundo” de Sarmiento, uno de los más importantes ensayos políticos nacionales.

En este marco se inscribe la metáfora “cáncer del populismo”. Extraída del léxico médico, ella connota la idea de la sociedad como un cuerpo enfermo al que sería preciso “operar” para “extirparle” un tumor, a fin de que recupere la “salud”. Demás está explicar las connotaciones y consecuencias prácticas de violencia contenidas por esta, en apariencia inocente, metáfora. Los sectores conservadores, asimismo, niegan la existencia del conflicto, que es intrínseco a toda sociedad, de modo que todo lo que altere el statu quo es descalificado con estereotipos que implican violencia simbólica. Dado que, como señala la evidencia histórica, la oligarquía y la derecha conservadora no tienen el hábito de resolver los conflictos de manera dialogada sino mediante la violencia ejercida desde una posición de poder para subordinar al “populacho” o la “negrada”, las tensiones y demandas son percibidas por ellas como “desestabilizadoras”.

Pese a no haber sido definido con precisión por las ciencias sociales, el término “populismo” ocupa un lugar destacado en el discurso de las derechas conservadoras, que le adjudican un sentido ideológico asociado al EII. Debido a la imposibilidad de abordar este tema aquí[2], y simplificando, para el sentido común de los sectores arriba mencionados, populismo sería cualquier política de carácter redistributivo, que atienda a las demandas de los sectores populares, establezca una vinculación sin mediaciones del líder con éstos y se oponga a los postulados doctrinarios del conservadurismo y el neoliberalismo. La aplicación de políticas económicas de orientación neokeynesiana y de defensa de los intereses populares y nacionales es deslegitimada con este adjetivo. Se soslaya, sin embargo, que el primer líder “populista” del continente fue Franklin D. Roosvelt que, con las políticas del New Deal, aplicadas a partir de 1933, logró que los Estados Unidos superaran la Gran Depresión ocasionada por la crisis de 1929.
 
Sin pretender profundizar en el análisis de las distintas formas de deslegitimación que, desde el bloque de poder dominante, se aplican a Cristina Fernández de Kirchner y su gestión, es posible verificar la utilización exhaustiva y sistemática del arsenal de dispositivos semánticos descritos. Si, en un principio, se la descalificó por una cuestión de “estilo” (o estética) se avanzó desde las críticas a su vestimenta, maquillaje y peinado hasta su gestualidad, para finalizar en el eufemismo “crispación” como síntesis deslegitimante inapelable. Proveniente del léxico médico-psiquiátrico el término connota insanía mental. No es casual que, desde el marco ideológico del bloque de poder dominante y sus rituales elaborados por el marketing político esencialmente anti-intelectual y despolitizador, la densidad conceptual e ideológica del discurso de CFK y su modo de enunciación apasionado resulten tan perturbadores. Cabe acotar también que los prejuicios y estereotipos machistas y misógenos –a los que son proclives dichos sectores- no están ausentes de estas descalificaciones que, curiosamente, no fueron aplicadas al ex - presidente Néstor Kirchner, cuyo discurso supo ser pródigo en anatemas dirigidos a sus adversarios políticos. 
  
La almagama ideológica que concentra el eufemismo crispación excede a la figura estigmatizada, su estética, “modales” y/o errores, para apuntar al corazón de la política: el nivel conceptual-ideológico. El discurso político cuyo análisis se cancela con el vocablo “crispación” entraña una complejidad que desafía al pensamiento y convoca al debate racional referido a las características de los proyectos políticos en pugna. Debate que, desde la vertiente “populista”, conduce a la toma de conciencia de los derechos sociales del pueblo, su constitución en actor protagónico y el estímulo al ejercicio de esta condición. Y desde la perspectiva conservadora-neoliberal es, precisamente, en esto donde reside el peligro a erradicar y por, ende, la “crispación”.

Todo discurso productor de ciudadanía tiene un nivel pedagógico y cierta complejidad conceptual e intelectual promotora de la reflexión, el debate y la toma de conciencia que no es solo política sino también moral en tanto incita a un compromiso por el destino común de la sociedad y de la Nación. En esta línea se inscriben los discursos de los grandes líderes políticos. Imposible imaginarse a un Mao Tse -Tung, un Perón, un Fidel Castro, un De Gaulle, un Alfonsín, salvando las diferencias ideológicas y espacio-temporales entre ellos, convocando -metáfora mediante- a la “revolución de la alegría”, y desparramando globos y papelitos de colores…

La metáfora “revolución de la alegría”, alude a un estado de euforia festivo, eximido de toda responsabilidad social y política. La fiesta, como hecho extraordinario en las culturas de los distintos pueblos, significa un paréntesis; el espacio liberador de las obligaciones de la vida cotidiana, el momento en el que es permitido el desmoronamiento de las jerarquías sociales y en el que caen las barreras morales –represivas-  que imponen las pautas de conducta socialmente consagradas. El ejemplo clásico es el carnaval.

Entre la utopía de un mundo feliz y la “grieta”


En el discurso de Cambiemos la metáfora alude a la utopía de un nuevo orden en el que la desresponsabilización social, moral y política por el destino colectivo sería una suerte de “tierra prometida” de la felicidad. Esta utopía es congruente con el mito del self made men  popularizado por el cine hollywoodense y aludido por el discurso meritocrático y “emprendedurista” -interesadamente naif- de los dirigentes neoliberales. Cada uno es dueño de su destino y si nos juntamos como individuos despolitizados, desideologizados y desconcientizados podremos festejar y ser felices al estilo de los ricos y famosos ilustrados por la revista “Hola” que suele hojearse en las peluquerías para señoras. La propuesta Cambiemos es lograr un estado de anomia colectiva como requisito de disfrute y felicidad. El ideal es des-ciudadanizar, el fenómeno que algunos autores denominan “pos ciudadanía” como correlato de la “pos verdad”. El éxito consistiría en lograr cuerpos deportivos con mentes en blanco, cual tábulas rasas en las cuales inscribir las nuevas posverdades. Todo lo que exija esfuerzo intelectual, memoria, compromiso sería sinónimo de la tan odiosa “crispación”. Es interesante observar que en estas antinomias planteadas por el neoliberalismo conviven rasgos atávicos de un liberalismo primario con los postulados de la pos modernidad, mientras que el discurso político denso conceptual e ideológicamente del peronismo de la vertiente kirchnerista, correspondería a la modernidad. Estas asincronías dan cuenta de fenómenos socio históricos de fuerte arraigo cultural que no se corresponden con la división de la sociedad en clases, sino que, en gran medida, son transversales a ellas.[3]

La palabra “moderno” aparece como sinónimo de actual en el siglo XVI y es usada para periodizar la historia, a fin de distinguir las épocas antigua y medieval de la contemporánea. Con la acepción de actualización y mejoramiento, los términos “modernizar”, “moderno”, “modernista”, son utilizados en el siglo XVIII, acentuándose el sentido que los vincula a la idea de progreso a partir del siglo XIX (Williams; 1997).

    La distancia ideológica, política, social y cultural entre un liderazgo que, además de “robarse todo”, ejerce la “crispación” –el otro sintetizador de la identidad social negativa- y la “revolución de la alegría” –síntesis de la identidad positiva autoasignada al nosotros dominante- es, así, bautizada con el eufemismo originario del léxico geológico:  “grieta” -transpolado al campo social- de la cual, como es obvio, el otro en su carácter de EII, sería el culpable excluyente.

La dimensión pedagógica de la política –presente en el discurso de los grandes líderes- es intrínsecamente politizadora e historizadora y un pueblo politizado y con conciencia de sus derechos e historia constituye un obstáculo a la desestructructuración de las relaciones e instituciones sociales de la democracia que reclama la hegemonía del mercado sobre la sociedad y el Estado. Objetivos estos que debe lograr el proyecto conservador neoliberal para imponerse, manteniendo las formalidades de la democracia representativa, acompañada de un uso módico de la coerción material o física, ya sea a través de la extorsión, la cooptación y la corruptela. Y llegado el caso mediante los gases lacrimógenos, las balas –de goma y de plomo- la persecución y el encarcelamiento de los opositores y ciudadanos que se movilizan por distintas causas y la censura absoluta sobre los medios de comunicación social. El universo de los EII se amplía a medida que las decisiones políticas del poder corporativo afectan cada vez más los intereses de los sectores medios y populares. Las demandas de los perjudicados y marginados se multiplican con la expropiación de sus derechos, configurando una suerte de hidra de múltiples cabezas que han de ser “cortadas” antes de que crezcan. El disciplinamiento social cierra así el círculo de hierro entre la violencia simbólica ejercida desde el discurso político del poder y la violencia material o física practicada por las “fuerzas del orden” y la exhibición sobreactuada de su parafernalia bélica ejercida de manera impune contra los más débiles.

Estas metáforas,eufemismos , sinécdoques y transmutaciones -que en todos los casos enmascaran mentiras, inexactitudes y decisiones anti populares- distorsionan y vulneran el sentido de la “norma explícita” del lenguaje, por lo que su empleo sistémico en el campo político se considera una perversión o un estado patológico del mismo, que permea la discursividad social en su conjunto. Los efectos de esta patología no han sido suficientemente estudiados, pero ciertamente dañan la salud mental y la cultura de la sociedad, además de erosionar las instituciones democráticas, como señalan varios autores. Todos los dispositivos semánticos utilizados por el discurso de Cambiemos están unificados en una amalgama ideológica [4] que les otorga congruencia y una gran capacidad de penetración. La voluntad des-historizadora se expresa en cada uno de ellos. Se trata de “borrar” la memoria de la historia reciente y de los diversos aspectos de la mas remota que posibilitan estructurar identidades colectivas que conecten con un proyecto político capaz de oponer resistencia a la hegemonía del proyecto conservador neoliberal.

Ante estos fenómenos suele aludirse al “vaciamiento de sentido”, como uno de los habitus de las derechas, trazando un paralelismo con la expropiación de derechos y bienes materiales a las mayorías en beneficio de las elites, que aquellas practican. Pero el vacío de sentido es un imposible, no solo semántico sino también lógico. Se trataría más bien de la expropiación de sentido, que se manifiesta por un extrañamiento con respecto a los significados originales o socialmente consagrados de las palabras, a fin de sustituir unos sentidos por otros que apuntan a distorsionar la interpretación de la realidad socio histórica. Aquí se cumple la acepción clásica –y negativa- de la ideología de Carlos Marx, como visión distorsionada de la realidad, reformulada por diversos autores.

Estos dispositivos semánticos van más allá del hecho puntual de que se trate; su fin último es construir el imaginario funcional a la resignificación permanente de la realidad desde la perspectiva ideológica del poder dominante. Para completar la amalgama, el emisor suele apelar al sentido de autoridad (propia), ya sea de carácter moral, político, social, y/o de conocimiento, confrontándolo al sentido de inferioridad adjudicado al oponente y sus ideas y prácticas. Otra vez la evocación de la histórica dicotomí “civilización”/”barbarie”.

El bloque de poder dominante, no sólo trata de imponer un profundo cambio en las relaciones –“materiales”- de poder social y económico sino también una mutación cultural. La alteración del orden simbólico existente y su sustitución por otro pre fabricado por expertos en marketing, son operaciones intrínsecas a la barbarie del proyecto conservador neoliberal, cuya destructividad despiadada se erige en paradigma de virtud. 

La cosificación del oponente, como estrategia para afirmar la superioridad propia y el intento de borrar la memoria histórica de los pueblos, han demostrado ser instrumentos justificadores de las peores violencias ejercidas contra ciertos grupos designados como EII. Tanto han servido a las masacres de las potencias coloniales con el argumento eufemístico de “llevar las luces de la civilización” a los pueblos sumidos en la “barbarie”, pasando por los genocidios contra armenios, judíos, palestinos, y varios “otros”, hasta al terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar argentina.

Aunque hoy la principal guerra transcurre en el campo simbólico; la lucha por la imposición del sentido, hecho que entraña en sí mismo violencia simbólica, esto no descarta sino, por el contrario, convoca, avala y justifica la violencia física, según demuestra la evidencia histórica. 

Resucitar estos demonios de la historia apelando a la violencia simbólica llama a la sangre. Nunca es una operación inocente. 
(") Lic. en Sociología y Cineasta






[1] (...) “Al pasar de la historia a la naturaleza, el mito efectúa una economía; consigue abolir la complejidad de los actos humanos, les otorga la simplicidad de las esencias, suprime la dialéctica (...) organiza un mundo sin contradicciones, puesto que no tiene profundidad, un mundo desplegado en la evidencia, funda una claridad feliz; las cosas parecen significar por sí mismas”. Roland Barthes, “Mitologías”, Siglo XXI, 1979.

[2] Véase: Laclau, Ernesto; “La razón populista”, FCE, Buenos Aires, 2004.
[3] En términos sociales y políticos, la modernidad, antes que una ruptura es un proceso histórico continuo a partir del cual se opera la instalación, en el imaginario colectivo, de lo social como fundado en sí mismo. Esto supone la percepción de un mundo “desencantado” - no fundado en lo sagrado- cuyo arranque puede ubicarse en el siglo XV. La palabra “moderno” aparece como sinónimo de actual en el siglo XVI y es usada para periodizar la historia, a fin de distinguir las épocas antigua y medieval de la contemporánea. Con la acepción de actualización y mejoramiento, los términos “modernizar”, “moderno”, “modernista”, son utilizados en el siglo XVIII, acentuándose el sentido que los vincula a la idea de progreso a partir del siglo XIX.

[4] Reboul, Olivier; “Lenguaje e ideología”, FCE, México, 1986 

viernes, 5 de enero de 2018

PAPA FRANCISCO NO TEME LA VERDAD NI EN LA IGLESIA NI EN LA POLÍTICA, Por Leonardo Boff

Obertura del Editor: Hablemos claro, el editor se formó en un pueblo del litoral argentino, influenciado por una monja, y curas, que hoy podríamos denominar del tercer mundo, hoy, como ayer; después, vino el frío invierno de la dictadura militar, y la complicidad de la iglesia católica, con los militares, hecho indiscutido. Nunca, pudo volver de ahí, abandonó la iglesia católica, y abrazo a Lutero y el protestantismo, pero defiende un cristianismo liberador, cercano a la teología de la liberación, y opción por los pobres, de raíz católica.Ocurre, empero, que atisba en el mundo el papel positivo del ecumenismo cristiano y su raíz cultural de liberación del hombre, de las ataduras del poder opresivo, capitalista, como siempre. Le conmovió está nota de Leonardo Boff, como muchas del ilustre humilde teólogo brasileño, pero le conmovió profundamente, por el realismo raigal que recorre. El Papa Franciso, es hoy una figura indiscutible, en la lucha de los pueblos oprimidos por el neoliberalismo. Es un guiño del vaticano al mundo de los pobres y desalmados, un guiño de la historia, o en realidad, una señal de Dios, a su pueblo.Vaya este artículo, entonces.


Leonardo Boff
Nota: este es un texto de una charla dada en Buenos Aires en abril de 2017. Hay seguramente errores en mi español, por eso pido da comprensión de mis lectores/as. A todos, una ãno de 2018 con más esperanza, paz y resiliencia para superar las dificultades sociales que tanto afectan a las personas, particularmente a los más vulnerable. LBoff

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Papa Francisco no teme la verdad ni en la Iglesia y ni en la política.

Actualmente sufrimos bajo un vacio clamuroso de liderazgos sea en la Iglesia sea en la sociedad. Pero alguien se aleja de esta mediocridad. És el Papa Francisco exactamente porque no teme decir la verdad.

El Papa que dice la verdad en la Iglesia

Nornalmente la Iglesia institucional, como todos los portadores de poder, hace un discurso equilibrista, pretendiendo estar por en cima de los conflictos y tensiones. El efecto es un discurso anodino, sin ningún tenor profetico y, en el fondo, no incidia en la sociedad.

Francisco que prefiere llamarse obispo de Roma que Papa, no viene de la crepuscular cristandad europea ( con solo 25% de los católicos), sino de las Iglesias nuevas no más colonials sino con raizes auctoctones. En ellas viven la gran mayoria de los católicos (más 62%) de tal forma que hoy se puede afirmar que el Catolicismo es una relgión del mundo periférico.

Una de las características más notables de este Papa es que no tiene miedo de decir la verdad. Denuncia los pedófilos en la Iglesia, los escándalos financieros del Banco Vaticano (IOR) y el tipo de Iglesia, cual fortaleza cerrada sobre si misma y apartada de la historia contemporánea. Quiere una Iglesia como casa abierta para todos, major, como un hospital de campaña que, sin preguntar por su situación, acoje a todos. Hace duras criticas a obispos y sacerdotes que no anuncian la belleza del evangelio y la alegria de la buena noticia, diciendo que parecen tener un rostro de vinagre, gente de viernes santo y tristes como se fueran a su propio entierro.

Al escuchar tales palabras y comparandolas con lo que he escrito en mi libro Iglesia: carisma y poder, condenado en 1984 por el entonces Card. Joseph Ratzinger después Benedicto XVI, por hacer, según él, algunas criticas de modo de los protestantes, a la predominancia en la Iglesia del poder sobre el carisma que conleva arrogancia y exclusion, el referido libro parece hoy un texto de piedad.

Pero para mí lo más valiente que ha dicho de cara la los nuevos cardinales, lo que gran parte de los teólogos lo pensaban pero jamás podrian decirlo sin ser inmeditamente censurado, es sobre el infierno. Dice el Pap frente al miedo del infierno con el cual la Iglesia atormentaba a los fieles: Dios no conoce una condenación eterna. Su misericordia es infinita y va más allá de la justicia. Habrá seguramente un juicio por que ni todo vale en este mundo. Pero él no es el ultimo acto de Dios, Padre y Madre de infinita bondad y msericordia. Dios siempre acaba por reconduzir a su casa a todos los que creó por amor y por que nacieron del corazón del Padre. Volverán en su momento a lo que les fué preparado desde toda la eternidade: la conmunión en el Reino de la Trinidad. Seguramente pasarán por la clinica purificadora de Dios, pero esto es la antesale del cielo y no del infierno.

Por eso se entiende la transposición que opera en la terminología de su anúnco: habla de la revolución de la ternura, de la alegria del amor matrimonial, de la belleza del evangelio que facina a las personas.

Más importante que la Iglesia es la creación amenazada de desaparecer – la razón de su encíclica sobre la ecología dirigida a toda la humanidad – y el compromiso de salvaguardar las condiciones que permiten la vida en la Tierra. Refuerza un nuevo tipo de ecumenismo, poniendo de parte la pretension de exclusidad pretendida por la Iglesia Catolica de ser la única Iglesia de Cristo. Importante es que las Iglesias se reconoscan mutuamente y todas juntas se pongan al servicio del mundo, especialmente de los más vulnerables

Tiene una clara opción por los pobres y sufrientes de este mundo. Busca una reconciliación con la teología de la libración, encontrandose con el padre de esta teología, Gustavo Gutiérrez y posteriormente con Jon Sobrino. No ha temido solicitar sugerencias del autor de estas lineas para escribir su extraordinaria encíclia “sobre el cuidado de la Casa Común” que según reconocidos ecólogos como Edgar Morin y otros, pone el papa en la vanguardia de la discussion ecológica mundial.

En una palabra, Francisco, obispo de Roma y Papa de la Iglesia ha reintroducido una primavera en la Iglesia, con el encantamiento que esta estación conlleva, después de un riguroso invierno bajo la severidad de las doctrinas y disciplinas de los papas anteriores. Se despojó de todos los títulos de poder, abandonó el palacio pontificio para vivir en una casa de huéspedes y servirse como los demás, porque, comenta con humor, “asi es más difícil que me envenenen”.

El eje estructurador de su predicación es la Tradición de Jesús. Es un término teológico, utilizado ultimamente para identificar la intención originaria de Jesús, anterior a la elaboración de los cuatro evangelios. Él no quiso fundar una nueva religión, sino a enseñarnos a vivir los bienes de su gran utopia el Reino de Dios, hecho de apertura total a Dios, de amor incondicional, de misericordia ilimitada y centralidad de los pobres y invisibles.

El resumen del mensaje de Jesús se encuentra en el Padre Nuestro: es afirmar a Dios como Padre nuestro y no solo mio, significando nuestra dimension hacia arriba y Pan nuestro, no pan mio, representando el enraizamiento del ser humano en la vida concreta. Solamente puede decir Amen quien mantiene unidos estes dos pólos: el Padre Nuestro en el cielo y el pan nuestro en la tierra, Padre de todos y pan para todos.

Por causa de la Tradición de Jesús, el Papa Francisco enfatiza que hay que poner el amor antes de los dogmas y de las doctrinas y los pobres antes de la disciplina. Hay que superar la obsession por el aborto, por el uso de los anticonpcionales y de la comunión de parejas en segunda nupcias. El evangelio no puede apequeñarse solamente a estas cuestiones, caso contraro, pierde su su fragancia y su belleza. De forma contundente dijo: “major no creer que ser un creyente hipócrita”. Y los laicos y jovenes dijo:”un cristiano que no es revolucionario no es cristiano; hay que ser revolucionarios de la gracia”. Otra vez los retó de la siguiente forma: “No sean más papistas que el papa, más resticitivos que la Iglesia”.

El Papa Benedicto XVI queria una Iglesia pura, Francisco prefiere una Iglesia accidentada por su andar por el mundo, pero inclusive y con puertas abiertas, sin los fiscales de la duana de la fé. Es una Iglesia en salida para el otro, para el mundo y para los pobres.

Resumiendo, el Papa Francisco no es eurocentrico sino abierto a la universalidad, no es eclesiocentrico, por que la Iglesia no se hace autoreferente, no es vaticanocentrico, por que prefiere dirigir la Iglesia de forma collegial y con amor y no de forma monárquica con el derecho canonico; vive en una casa de huéspedes y no en el palacio pontificio; no es papocéntrico por que pone en primer lugar el Pueblo de Dios y se siente como uno de sus miembros, seguramente con una misión para toda la Iglesia. Eso no lo impide de cargar su propio maletin, que compre sua pasaje par ir a la isla de Lampedusa por la Alitaia y que llama por el movil para atender a alguien que le escribió una carta y que no olvida los amigos, como el sapatero y jornalero de Buenos Aires, llamandolos de vez en quando al teléfono como a viejos amigos.

Un Papa así devuelve confianza, moralidad y respectabilidad a la Iglesia frente a tantos cristianos que habían abandonado la institución. La Iglesia con él recupera una relavancia frente al mundo secular.

El Papa que dice la verdad en el mundo

Lo primero que hay que reconocer en la dimensión pública y politica del Papa Francisco es su propia persona, carismática, sensilla, solidaria con el dolor del mundo y amigo de los pobres. Francisco es más que un nombre. És un nuevo proyecto de ejercicio del poder, realmente como servicio y no privilegio e instrumento de control.

Esto aparece claro en su total despojo de los titulos y privilegios que historicamente se fueron agregados a la figura de los Papas. En el Anuario Pontificio, en sus primeras páginas se suelen poner todos los títulos de honor, de los cuales los papas son portadores. Papa Francisco renunció a todo esto y puso sensillamente solo su nombre Fransiscus, sin ninguna calificación.

Todos los jefes de Estado disponen de un poderoso aparato de seguridad. Papa Francisco dispensó tal cuerpo y viaja aún en los lugares más peligrosos como en Egipto y en Sur de Sudan sin ninguna protección.

Argumenta: “yo no quise ser Papa. Fué Dios que lo quise; luego tiene que defenderme. Si me matan es una señal que Él, Dios, me ha llamado y encontonces, iré alegremente a su encuentro”. Quien puede hablar de esta forma tan libre y liberadora, diría mística de la vida y de la muerte? Solamente quien se siente en la palma de la mano de Dios. Por eso no tiene nada a temer.

Además, pocos papas fueron tan verdaderos de cara a los males de nuestra cultura que afectan directamente a los más vulnerables. Es un Papa que tiene lado: es de parte de los últimos e invisibles y contra los que producen las desgracias a la humanidad y a la Madre Tierra.

Ataca duramente el sistema de acumulación y la idolatria del dinero. No utiliza la palabra capitalismo, para no crear dificultades a millones de catolicos que viven dentro de este sistema. Pero describe el sistema de una forma que fatalmente somos llevados a identificar el sistema del capital y sua cultura de consumo ilimitado, de indvidualismo, de falta de solidaridad y de producción de miseria y de heridas profundas en el cuerpo de la Madre Tierra.

Durisimo fué el discurso en la isla de Lampedusa adonde lllegan los refugiados de Africa y muchos se ahogan en el viaje. Dice:”Esta cultura del bien-estar lleva a la indiferencia con respeto a los otros, es la globalización de la indiferencia… Somos una sociedad que olvidó la experiencia de llorar, de compadecerse; la globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de llorar”.

Una sociedad que ya no llora con el que llora perdió su sentido de humanidad y efectivamente está en un camino de autodeterioro y de barbarie.

Curiosamnete al volver de su visita a Polonia dijo tajantemente en el avión cuando los periodistas abordaron el tema del terrorismo de raiz musulmana. El Papa con caraje dijo lo que los analistas no quieren oir. Las religiones y el islam no quieren la guerra, sino la paz. Los refugiados están en Europa ahora porque nosotros estuvimos por siglos allá en sus paises, robandoles las riquezas y imponiendoles nuestras formas de organizar la sociedad. El verdadero terrorismo es el sistema economico-financiero que se muestra anti-vida. “Debemos decir no a una economia de exclusión y de desigualdad social; esta economia mata”.

Como transparece, su discurso es directo, sin metáforas encubridoras, como suelen ser los discursos equilibristas de los pontífices anteriores que ponen más el acento en la seguridad y en la equidistncia que en la verdad y en la claridad de su propia posición. La posición de Francisco es clarisima: evangelicamente habla y actua desde de los pobres y condenados de este mundo y especialmente para los pobres. “Sobre esto”, enfatiza “ no debe subsistir dudas ni explicaciones que debilitan tal opción ya que existe un vinculo indissoluble entre nuestra fe y los pobres”.

En donde va el Papa buscar alternativas? En la encíclica sobre Como cuidar de la Casa Común repite 35 vezes la necesidad de cambiar nuestra relación hacia la naturaleza; cambiar y cambiar si queremos subsistir. Importaa no sentirse afuera de la naturaleza, como si fuéramos sus dueños, sino como parte de ella y los responsables por sua sostenibilidad; cambiar nuestra forma de producción, nuestro modo de consumir y repartir los bienes y servicios naturales. No va beber en esta búsqueda de alterntivas en la Doctrina Social de la Iglesia, aún la respeta. Pero observa:”no podemos evitar de ser concretos para que los grandes principios sociales no se queden meras genralidades que no interpelan a nadie”. Para él, no podemos esperar nada de arriba, cuya logica es siempre más de lo mismo: la maximalización de las rentas sin otra consideración.

Francisco cree en los que está afuera del sistema y son totalmente desconsiderados por que poco producen y poco consumen. Confia en los de abajo. A raiz de esto reunió por 4 veces los movimientos sociales popualares de todo el mundo, tres veces en Roma y una vez en Santa Cruz de la Sierra en Bolívia. Ahi fué muy claro: hay que reclamar los tres “ts”: “tierra, techo y trabajo”. Nadie sin tierra para sobrevivir, nadie sin techo para habitar, nadie sin trabajo para ganarse lo que necesita para vivir.

Esta es una parte. La otra, retó a los movimienstos sociales populares para ser los protagonistas de lo nuevo, de nuevas formas solidarias de producir, de cooperativas agroecologicas, de formas de consumo caracterizado por la sobriedad compartida y por un especial cuidado de la Madre Tierra que nos ofrece todo y es la base para lo que podemos proyectar en esta vida. Enfatizó tres puntos: poner la economia a servicio no del mercado, sino a la vida; construir la justicia social, base de la paz y cuidar de la Tierra, nuestra Casa común.

En sus viajes se ha distinguido por una convovocación al dialogo entre los pueblos y entre las religiones. Propone una cultura de la paz de cara a los más de 40 conflictos existentes con gran letalidad de personas y destrucción de bienes culturales. Varias veces ha advertido que el nivel de conflictos y tensiones en el mundo nos pone ya dentro de la tercera guerra mundial cuyas consecuencias son inimaginables para la especie humana y para el futuro de la vida.

Parece un profeta a clamar en el desierto, con extrema seriedad y a la vez con un sentido de esperanza de que podemos evitar la tragedia por que tenemos tecnologia, ingenio humano y más que todo por que creemos en un Dios que es “el soberano amante de la vida”(Sabedoria 11,26).

Talvez la colaboración más significativa politicamente haya sido su enciclica de 2015 Laudato Si: sobre el cuidado de la Casa Común. El destinario no son los catolicos, sino la entera humanidad. El Papa se da cuenta de las amenazas que pesan sobre el sistema-vida y el sistema-Tierra. Hace una convocación general de cuidar de la Casa Común.

Francisco utiliza los datos más seguros de las ciencias y a partir de ellos mueve una critica rigurosa de las causas que llevaran a la actual situación: es principalmente el antropocentrismo por el cual el ser humano se juzga señor y dueño de la naturaleza y puede utilizarla a su antojo. Há elaborado un proyecto cultural hoy globalizado de explotación completa de todos los bienes e servicios naturales en function de la acumulación individualista y sin consideración de la destrucción de enteros ecosistemas. Esta voraciad ha producido una doble injusticia: una social con la producción de una incommensurable pobreza en gran parte de la humanidad y una ecologica con la lenta erosión de la base fisica y química que sustenta la vida.

No se trata de una ecología verde, como muchos la han calificado. Es mucho más amplia la vision de Francisco. Se trata de una ecología integral que involucra el ambiente, la sociedad, la mente humana (sus proyectos, valores y prejuicios), la política y por fim la espiritualidad. El documento incorpora la razón cordial y sensible que permite a uno sentir el sufrimiento de la naturaleza como suyo, que simultaneamente escucha el grito del pobre y el grito de la Tierra. Si queremos salvar la Tierra tenemos que alimentar “una passion por el cuidado del mundo…una mistica que nos impulsa, nos anima, nos motiva, nos encoraja” a amar la Madre Tierra y respectar sus limites internos.

Apesar de los llamados graves que hace a todos, el Papa sucita tambien esperanza, sea en la capacidad de los seres humanos de despertar para su responsabilidad, sea utilizando la ciencia, hecha con conciencia, para salvar la vida y finalmente confiando en el Espíritu que según las escrituras judaico-cristianas es “Espíritu de vida” y el “soberano amante de la vida”. Al final expresa sua confianza escribiendo:”Caminemos cantando; que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quite la alegría de la esperanza (n.244).

Efectivamente ha dado un contenido politico a la esperanza y a la ternura. “La ternura no es debilidad, sino valentia.; es el camino de la solidaridad y de la humildad”. La esperanza es la capacidad de decir un “nosotros”. Y si juntos decimos nosotros “ahi empieza una revolución…el futuro desde el momento en que las personas se reconcen como faciendo parte de un “nosotros”. En eso reside la revolución social que se opone al “yo” solo y contra otros “yos”, actitud típica del sistema vigente, el capitalista.

Bien dijo Bruno Giussani, diretor europeo del TED (Tecnology, Entertaiment, Desing: organización de midias que organizan conversaciones y intercambios a nivel mundial): dijo: “Francisco se ha hecho la única voz moral, capcaz de alcanzar las persons más allá de las fronteras y propiciar claridad y proponer un mensaje convincente de esperanza”.

En un mundo lleno de palabras de odio y de prejuicios entre religiones y culturas, sus palabras suenan como una campana de paz, con una autoridad que viene de su irradiación de bondad, de un profundo humanismo y por una esperanza contra toda esperanza, valorando la belleza, la alegria de la vida y un entrañable cuidado hacia la Madre Tierra.

Leonardo Boff es ecoteólogo de la liberación, filosofo y escritor de Brasil

Fuente: https://leonardoboff.wordpress.com/2017/12/28/papa-francisco-no-teme-la-verdad-ni-en-la-iglesia-y-ni-en-la-politica/