viernes, 9 de octubre de 2015

DAVID "TUTE" BAIGÚN, UN JURISTA INCÓMODO PARA EL PODER FINANCIERO, POR PEDRO BISCAY (INFOJUS NOTICIAS, 07/10/15)



Pedro Biscay
Último adiós al académico
David “Tute” Baigún, un jurista incómodo para el poder financiero

Fue uno de los académicos más influyentes, premio Konex de Platino en Derecho y profesor titular consulto de Derecho Penal de la UBA en la famosa “Cátedra Baigún”. La semana pasada murió en su casa de Villa de Mayo. “Se encargó de inculcarme que la criminalidad del poder económico produce daño social, y por eso, es el germen de la desigualdad”, escribe Pedro Biscay, miembro del Comité Directivo del Cipce.








El viernes perdimos a David Baigún, un hombre inmenso que dedicó su vida a formar hombres y mujeres comprometidos con la lucha por un mundo más justo y más igualitario. “Tute”, cómo le decíamos con cariño, amaba la libertad y me enseñó a amarla, pero por sobre todo me enseñó que no hay libertad sí los derechos económicos y sociales no están garantizados por el Estado. Tuve la suerte de conocerlo en 2003 gracias a Ileana Arduino y Alberto Binder, quienes me invitaron a dirigir el Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce). Desde allí fue un consejero, un maestro y sobre todo un compañero de aventuras que me alentó a estudiar y pensar en el derecho como una herramienta de cambio y de lucha social al servicio de los más desprotegidos, porque de lo contrario, reproduce violencia y desigualdad social. Pero también me enseño a desobedecer y no tolerar ni consentir ningún tipo de injusticia.

En cada debate o en cada viaje que compartimos, en las recorridas por las aulas de la Universidad Nacional de Buenos Aires o en los encuentros en el Inecip o en el Cipce, se encargó de inculcarme que la criminalidad del poder económico produce daño social, y por eso, es el germen de la desigualdad. Cuando todo el academicismo del derecho penal veía como un imposible la construcción jurídica de la responsabilidad penal de las empresas, Tute tuvo el valor de discutir los vínculos entre delito y empresas multinacionales. Planteando esas discusiones incomodó a muchos, pero más incomodó cuando creó el Centro de Estudios y Asuntos Penales del Banco Central (CAEP), la primera iniciativa de construcción de una política pública orientada a perseguir el delito financiero en nuestro país.

Recuerdo que un día Tute me contó que se reunió con el Director Jurídico del Banco de Bélgica y le preguntó cuántas denuncias habían hecho por vaciamientos bancarios y aquel le refirió que fueron unas cuatro o cinco en toda la historia del banco. Tute le comentó que él llevaba presentadas cerca de sesenta en tan sólo un año, entre ellas las del Banco de Italia y Río de la Plata. Corría el fin de los ochenta y el país sufría las consecuencias de la especulación financiera, el endeudamiento externo y la fuga de divisas. A principio de los noventa, Javier González Fraga, a cargo de la Presidencia del Banco Central lo despidió y Tute se enteró por el periódico Financial Times. Desde entonces muchas personas me dijeron que el sistema financiero no podía tolerar un tipo como Baigún. Y era cierto, el mundo de las finanzas no podía tolerar su presencia porque a través de sus libros y, sobre todo, de sus acciones, pregonaba la intervención del Estado en la economía. Para él esto era esencial y definitorio: librar la economía a las fuerzas del mercado es inadmisible porque produce daño y violencia social. Lo vimos en los noventa. Tute lo decía desde los setenta, cuando dedicaba su vida a la defensa de presos políticos.

Baigún también estuvo en soledad cuando defendió la juridicidad de la asociación ilícita financiera, sobre todo teniendo en cuenta que el contexto de la academia y la jurisprudencia rechazaban esta figura con el argumento de prohibición de punibilidad a los actos preparatorios. Baigún entendía que la regularidad y el modus operandi de funcionamiento de la criminalidad financiera solo podían tener lugar a partir de estructuras de asociación ilícita dedicadas. La evidencia en casos como los de ELF, BNP, HSBC y tantos otros demuestran la importancia de revalorizar esta figura delictiva, sobre todo porque da respuesta jurídico penal al fenómeno de fuga sistemática de divisas desde los Estados hacia paraísos fiscales.

Pero en realidad Tute no estuvo en soledad. De algún modo el CAEP tuvo su lazo de continuidad primero en el Inecip y luego en el Cipce. Desde allí formó muchos jóvenes comprometidos con el derecho penal económico y la construcción de políticas públicas orientadas a prevenir la delincuencia financiera y la corrupción. Muchos de esos jóvenes hoy son profesionales y docentes que propagan sus ideas en las aulas y los tribunales. Muchos hoy son estudiantes de derecho y se entusiasman leyendo sus textos. Yo soy parte de una generación que asumen una responsabilidad y un legado de compromiso con este sencillo principio: no hay justicia posible sí el poder económico comete delitos.

Quiero recordar a Tute por su simpleza y su sabiduría. Su generosidad, honestidad pero sobre todo por su coherencia y su enorme compromiso con la praxis y la transformación. Hoy David Baigún no está entre nosotros. Su cuerpo pasó a otro plano pero sus ideas florecen y florecerán siempre en nuestros sueños. Chau Tute.

SE NOS FUE UN PROFESOR, NOS QUEDÓ UN LEGADO, POR AGUSTÍN CARRARA (PÁGINA12, 09/10/15)


David Baigún

Falleció David Baigún. Era abogado e investigador, premiado y reconocido. Pero abogados hay muchos e investigadores también. Y los premios y reconocimientos no dicen nada por sí solos. Lo que realmente importa es otra cosa: Tute fue un defensor de los derechos humanos, con todo lo que eso significa.

Podría haberlo hecho de una manera fácil. Se copia y se pega un discurso, se escriben papers discutiendo cuestiones alejadas de la realidad, y se dictan clases donde se repiten las leyes de memoria. Pero no: Tute eligió el camino difícil (el camino sincero). Eligió dar las peleas que una verdadera democracia exige.

Durante las primeras décadas, la disputa fue con los gobiernos de facto y las persecuciones políticas. Su actuación como defensor de presos políticos le costó su propia libertad, siendo detenido varias veces. En épocas en las que la democracia se interrumpía frecuentemente, la lucha de Tute no se detenía.

En las últimas décadas apuntó su mira hacia enemigos más invisibles pero igual de feroces. La pelea debía darse donde está el poder, y el poder está donde hay dinero. Así, la criminalidad económica pasó a ser su principal preocupación. Al observar los delitos económicos y ambientales cometidos por grandes corporaciones, Baigún comenzó una lucha que nos abrió el camino a muchos para que hoy podamos continuarla.

Y ésa es, justamente, otra de las características que logran definirlo: Tute fue un formador. Entendió la importancia de generar espacios donde los jóvenes puedan involucrarse en estos temas. Creó condiciones de posibilidad.

En un tiempo, nadie recordará a los que vendieron sus ideales por jugosos honorarios pagados por los amigos del Poder. Tampoco a los que escribieron un libro que nunca intentaron aplicar. Pero sí recordaremos a quien nos dio las armas para continuar la batalla. Quien creó espacios de formación que perdurarán –de eso nos ocuparemos–, para que muchos podamos dedicarnos a luchar contra la delincuencia económica y el daño social que ella produce. Por gente como él, quienes hemos tenido la suerte de sumarnos al camino que marcó, hoy podemos estar seguros de algo: día a día nos vamos a dormir con los brazos cansados, la conciencia tranquila y las convicciones cada vez más firmes. Desde el Cipce te damos las gracias por eso, Tute.

* Director ejecutivo del Centro de Investigación y Prevención de la Criminalidad Económica (Cipce), en representación de todo el equipo de la institución.

CAMINANTE DE LOS SENDEROS DE LA PRAXIS, POR CARLOS CRUZ (TIEMPO ARGENTINO, 09/10/15)


Hace unos días murió David Baigún, maestro, amigo y compañero de distintas militancias. El Tute en el transcurso de su vida, con el recuerdo permanente de una niñez afincada en las verdes llanuras de su Macachín pampeano, recorrió diferentes senderos como docente e investigador social.


Hace unos días murió David Baigún, maestro, amigo y compañero de distintas militancias. El Tute en el transcurso de su vida, con el recuerdo permanente de una niñez afincada en las verdes llanuras de su Macachín pampeano, recorrió diferentes senderos como docente e investigador social. Fue construyendo un pensamiento y una práctica penal ligados a la protección de los derechos sociales, la defensa de los pobres y un batallar, sin concesiones, contra el poder económico concentrado. En ese camino, Baigún, a la vez que no sucumbió a las influencias del pensamiento punitivo-conservador en materia penal, supo articular, en sentido sartreano, el conocimiento teórico con acciones transformadoras a partir de su ejercicio profesional. De los múltiples territorios por él transitados merecen ser recordados, en tanto son fiel reflejo de su espíritu la Dirección del Centro de Estudios Penales del Banco Central, que llevó adelante una vez recuperada la democracia, los primeros juicios contra entidades que habían medrado durante los años de la última dictadura cívico-militar–; la fundación del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP); su producción intelectual relacionada con el control de la delincuencia económica; la creación de la Maestría en Derecho Penal del Mercosur y el haber conducido, con Alberto Pedroncini, el equipo de las investigaciones judiciales sobre Apropiación de menores y el Plan Cóndor. Esta trayectoria, testimonio de una existencia comprometida y proba, nos sigue acompañando a través de su figura, con el infaltable maletín y la boina, recorriendo los pasillos de la Facultad de Derecho; en los gestos de cariño y en su vocación por afrontar desafíos para lograr una sociedad más justa. Hoy se hace presente en sus libros y trabajos que, desde los estantes de las bibliotecas y archivos, nos miran y nos invitan a leerlo; a reencontrarnos con la vigencia de su pensamiento. A poder dialogar con él una vez más. «

martes, 6 de octubre de 2015

“FORMAN RAZA APARTE DE LA HUMANIDAD: SON IDEALISTAS”, por Claudio Javier Castelli



 
DAVID BAIGÚN


A David Baigún in memoriam



La cita del título, es de un libro de José Ingenieros, absolutamente vigente: “El Hombre mediocre”. Muchos lo leíamos en el secundario, y nos prometía que con esfuerzo, dedicación y esquivando la rutina, el servilismo, la falta de voluntad, podíamos luchar por ser personas que fijaran los ojos fijos en las estrellas, y se convirtieran en idealistas.

Los idealistas no tienen buena prensa cotidiana, es muy raro, porque millones de personas durante el siglo XX, dieron su vida por un mundo más justo; muchos no escatimaron la metodología. Baigún era un hombre de paz, de la paz del derecho lúcido, que ubicara vida y obra, en un mismo haz. Todos sabemos la defensa de los presos políticos que acometió, en las décadas del 60 y 70, de la cárcel que conoció, por sus ideas marxistas.

Ideas marxistas de gran sutileza, que abarcaba en una cosmovisión (weltanschauung), que significaban su ventaja para ver el derecho penal, en una comprensión, de una originalidad, que muy pocos han tenido en el curso de la historia en nuestra país, tal vez por eso, sean tan poco leído.

 Sus estudios de derecho penal económico, sobre todo dos libros claves: “EL fraude en la administración societaria” (en compañía de Salvador Darío Bergel), y “La responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas”, Ensayo de un nuevo modelo teórico, (los dos editados por Depalma), son fundacionales en los estudios de derecho penal económico, y la lucha cotidiana, que muchos seguidores, entre quienes se encuentra el que escribe, blandimos sarmientinamente, con la pluma y la palabra, todos los días.

Todo lo que se ha hecho en derecho penal económico, tanto teórica, como en la práctica, desde treinta años, a esta actualidad,  como la creación del CIPCE (Centro de investigación y prevención contra la criminalidad económica –año 2003-), los equipos de abogados querellantes, en materia penal económica, en diversos organismos del estado, tienen su raíz en Tute, y la creación en el Banco Central República Argentina –en los años 80-, del CAEP (Centro de Asuntos y estudios penales), y que el menemismo disolvió, en el 1989.

Tuve la oportunidad de acompañar a Tute, en la batalla del Banco Central, éramos 8 o 9 jóvenes, que lo secundábamos. La verdad generó un gran lío, ningún sistema admite que lo investiguen, y mucho menos el todopoderoso sistema financiero. Quiero recordar a tres nombres: Abelardo Giménez Bonet, y Luis Marcos, que se incorporó después del despido de Tute, y unos años después, del mío, ambos realizaron una destacada tarea, siguiendo los lineamientos de Tute. Así, como Pedro Biscay desde el Cipce, y hoy el BCRA.

Claudio Javier Castelli
Muchos años antes, en 1986, trabajaba como Auxiliar Superior en un Juzgado de Sentencia, y estaba escribiendo una artículo, referente al infanticidio, no recuerdo bien la temática; pero cuando le comenté a Tute, éste me dijo, “pero no Claudio, tenés que dedicarte al derecho penal económico”, desde esa época rodeo esos temas.

En ese tema sí que hay una “Grieta”, de impunidad, abuso de poder e incomprensión por parte del poder judicial, pues analiza a un banquero multinacional, con el mismo prisma del “pibe chorro”. Cuando todas las cátedras de la Facultad de Derecho, de la UBA, al regreso de la democracia, se dedicaban a ponerle límites al estado frente al individuo, justificado, por la represión de la dictadura, y abusaban generosamente de Michel Foucault, la cátedra de “Baigún se ocupaba de discutir el poder real en Argentina y en el mundo: el capital financiero. Hoy muchos catedráticos son distinguidos defensores de los delincuentes económicos, y no tienen problemática con ello. Muchísimos seguidores de Baigún pueblan los organismos del Estado, la Justicia y los Ministerios Públicos, de la acusación y la defensa. La misma creación de la Procuraduría de la Criminalidad Económica y Lavado de Activos (PROCELAC), en el ámbito del Ministerio Público, tiene la impronta baiguniana.

Tal vez esa lucha de David Baigún, hizo injustamente, que uno de los hombres más brillantes del derecho penal contemporáneo, nunca ocupara un cargo en el Poder Judicial, siempre dedicado a la Universidad, la investigación, la docencia, y el ejercicio de la profesión.

Recuerdo muy bien cuando lo despidieron a Baigún, del Banco Central, en Agosto de 1989, y disolvieron el Centro de asuntos y estudios penales (CAEP), durante la presidencia, en esa entidad, de Javier González Fraga, hoy con chapa de republicano, y fue el ejecutor de una concesión formidable a la “patria financiera”, como el mismo Baigún lo escribió, en una carta, que le dirigió.

Baigún es el nexo, entre los inicios del derecho penal económico en la Argentina, por parte de Enrique R. Aftalión, en los cuarenta y cincuenta, hasta una actualidad, que demuestra que no se equivocó en poner en mira el capital financiero y el delito, por los estragos que hace en el mundo globalizado, sin que muchas respuestas se trabajen desde los países dominantes, es que para ellos, ese capital, es el mascarón de proa, de la espada y biblia de los conquistadores españoles, cuando llegaban a América. Baigún, lo sabía y lo supo antes que muchos otros en el mundo.

Volvamos al principio, el idealismo, supuestamente, para algunos acomodados, es una enfermedad juvenil, no lo entendía así, José Ingenieros, tampoco lo entendió así David Baigún, es un sueño real efectivo, más real efectivo, que muchos colegas, que sin problemática alguna son grandes catedráticos en la facultad de derecho, pero en sus clases, los celulares suenan insistentemente, porque los llaman los delincuentes económicos, y se preocupan de enseñar solamente las garantías del derecho penal, que sirven para sus defensas, y no que un banquero también puede ir preso, como cualquier hijo de vecino, que es una demostración, también real efectiva, de la igualdad ante la ley. Eso nos lo enseño Tute. Eternamente agradecidos.

Sé que Tute no era creyente, me tomo el permiso, de pedir a Dios, de consuelo a Cecilia, y sus familiares, y haga resplandecer el ejemplo de Tute, pues “Jehová conoce el camino de los justos” (Salmo 1:6).

Octubre de 2015.

ADIOS, TUTE, Por Julio Maier (Fuente: Página12, 06/10/15)

DAVID BAIGÚN
a David Baigún in memoriam

Desaparece una generación, según creo que anticipé en alguna oportunidad anterior. Estamos desapareciendo nosotros mismos, se nos van los amigos, los amigos del alma, quienes fueron nuestro faro, nuestro ejemplo de vida, quienes nos ayudaron en horas difíciles y festejaron con nosotros nuestras alegrías, con los que nos sonreímos, en horas felices, o lagrimeamos juntos abrumados por la tristeza, quienes nos halagaron, nos hicieron sentir personas útiles, aquellos a los que valoramos y que nos valoraron, quienes nos mostraron el camino y, sin proponérselo específicamente, nos enseñaron a vivir y sacrificarnos para alcanzar algo, y luego nos acompañaron para disfrutarlo.

Todo ello era el Prof. Dr. David Baigún, si debo nombrarlo como se merece académicamente, nuestro querido Tute en apodo de entrecasa y lenguaje cotidiano. Podría pasar horas reseñando sus valores. Prefiero recordar que, con su comportamiento, me enseñó que mi profesión, la de abogado, que tanta mala fama arrastra popularmente, sólo tiene sentido si mediante su ejercicio podemos ayudar al prójimo, a aquel que sufre justa o injustamente, especialmente a aquel que ha sido excluido del goce de los derechos acreditados a cualquier persona humana y que, mediante los mecanismos de la materia que abrazamos académicamente, ha perdido o está en riesgo de perder el derecho de los derechos, el de transitar libremente. Prefiero recordar a quien alguna vez me dijo que la ley y el Estado sólo tienen sentido si nos ayudan a los seres humanos a ser más iguales unos a otros y me enseñó que la existencia de ambos fenómenos sociales de la cultura humana sólo está justificada cuando tiene por finalidad la protección de los indefensos, de los necesitados, de aquellos que son vulnerables, débiles frente al poder real.

Como dijo el poeta español: “...y aunque la vida murió,/ nos dexó harto consuelo/ su memoria”.

* Profesor DP y DPP, U.B.A.

viernes, 2 de octubre de 2015